ÓRDENES SAGRADAS
“Y sus dones fueron que a unos fuesen apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”
MATEO 28:19-28
En la vida terrena de Jesús, Él entregó a los doce apóstoles una parte de su sacerdocio. A su vez, el sacerdocio ha sido transmitido mediante la autoridad de la Iglesia durante dos milenios. El sacerdocio no es una posición de poder, sino de servicio (Mateo 20:25-28, Juan 13:2-20).
Los sacerdotes continúan el ministerio de Jesús a través de los sacramentos y la predicación del Evangelio, y están llamados a fortalecer al pueblo de Dios para que también él sea luz del mundo.
Desde su concepción hasta su resurrección, Jesús fue lleno del Espíritu Santo, y así fue establecido por Dios Padre como nuestro Sumo Sacerdote y sigue siendo nuestro Sumo Sacerdote. La ordenación sacerdotal es siempre un llamado y un don de Dios. Quienes buscan el sacerdocio responden generosamente al llamado de Dios utilizando las palabras del profeta: “Aquí estoy, envíame” (Is 6,8). Este llamado de Dios puede reconocerse y entenderse a partir de los signos diarios que revelan su voluntad a quienes están a cargo de discernir la vocación del candidato. – Catecismo Católico de los Estados Unidos para Adultos
Vida religiosa
Los hombres y mujeres que sienten que Dios los llama a la vida religiosa deben hablar con un párroco. Los hombres que sienten que están siendo llamados al diaconado pueden comunicarse con la Oficina del Diaconado. No dude en comunicarse con la oficina de su parroquia para tener una conversación. También puede comunicarse con el Director de Vocaciones de la Arquidiócesis de Denver al 303-282-3429.
Más información
“Mediante el Orden sagrado la misión confiada por Cristo a sus apóstoles continúa ejerciéndose en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es pues el sacramento del ministerio apostólico”.
Catecismo de la Iglesia Católica 1536